Viajar es conocer, explorar, investigar, descubrir… pero también es recordar. Cuando escribimos sobre nuestros viajes, vemos fotos o pensamos en cuál será nuestro próximo destino, revivimos la experiencia de nuestros viajes. Y es que el mejor recuerdo que podemos traer de un viaje, es el que queda en nuestra memoria, una mezcla de imágenes, sensaciones, emociones, olores y sabores… así, todo revuelto 😉
Pero también es verdad que a muchos nos gusta guardar un poco de esa experiencia en forma de recuerdos materiales. En mi caso, no hay duda de que las fotografías y los mapas son mis dos ‘souvenirs’ preferidos. La cámara es un apéndice de mí, especialmente cuando estoy de viaje, y nunca vuelvo con menos de 1.000 fotos! (os prometo un post sobre fotografía de viajes próximamente). Eso sí, luego me lleva un tiempo organizar, revisar, seleccionar y editar… para eso soy un poco más perezosa ;-P
Los mapas (junto con las guías y folletos) son también un tesoro que me gusta guardar y releer después. Es como traerte en la maleta, de vuelta a casa, un cachito de ese lugar especial para recordarlo, compartirlo y volver a viajar allí (a veces incluso en sentido literal). Lo malo es la cantidad de papel y tinta que se gasta, y el espacio que ocupa, así que estoy intentando acumular menos (aunque mi mapa impreso y mi libreta de viajes que no falten!).
Además me gusta conseguir recuerdos típicos de los lugares que visito, tradicionales de su cultura y costumbres. A veces son pequeños objetos decorativos o para la casa, y en otras ocasiones cosas más originales como la colección de instrumentos musicales que me trajé de Cuba 😉
Adoro los mercados tradicionales y los comercios de artesanía local, donde se encuentran objetos tradicionales, típicos o simplemente curiosos, además se fomenta la actividad de la población local. Especialmente los productos hechos a mano tienen un gran valor para mí. No hay nada más triste que ver un ‘bonito souvenir’ y al darle la vuelta leer Made in China… bueno, salvo si estás de viaje en China, supongo ;-P
A menudo me traigo también productos de alimentación, pero en estos casos hay que tener ciertas precauciones y evitar aquellos que requieran la cadena de frío. Es mejor consultar siempre sobre la conservación y caducidad a los vendedores, que nos recomendarán qué podemos llevarnos de forma segura.
Y por si fuera poco… también me gusta coleccionar lápices (aquí ya no hay duda de que soy un poco frikie). Hace años empecé casi de broma, y ahora tengo varios cientos de lápices de muchos países, con todo tipo de diseños, formas, etc. Aunque estoy muy lejos del Récord Guiness, que está cerca de los 20.000! Me voy a tener que esforzar y viajar mucho más!!!
¿Y tú? ¿Cuál es el recuerdo más original que te has traído? ¿También te gusta coleccionar algún objeto? ¿Eres de los que trae la maleta de un montón de ‘souvenirs’ para la familia y amigos o eres más de ir ligero de equipaje? Anímate y cuéntanos tu experiencia en los comentarios.