El Lago Constanza o Bodensee en alemán, es un destino quizás poco conocido en nuestro país, pero una zona muy visitada por alemanes, suizos y austríacos, los tres países que se bañan en sus aguas. De hecho, los deportes acuáticos son uno de sus principales atractivos en verano. Sin embargo, esta zona ofrece mucho más que visitar: pequeñas ciudades con gran historia, paisajes de ensueño con los Alpes de fondo y también muchas opciones de cultura y arte.
Nuestro recorrido de 9 días comienza junto a las cataratas del Rin, a pocos kilómetros del lago. El río Rin, que nace en los Alpes suizos y desagua en este lago, continúa después su cauce por varios países hacia el Mar del Norte… Pero vamos ya a descubrir nuestra ruta por Constanza, un lago con vistas a tres países. Estoy segura que te sorprenderá.
Llegando por el Rin
Schaffhausen
Para nuestro recorrido, una buena opción es tomar el vuelo de ida y vuelta a Zürich. Desde allí, un tren nos lleva hasta Schaffhausen, una pequeña ciudad suiza que respira tranquilidad, pero cuyo pasado nos transmite que fue un lugar de gran importancia ya en la Edad Media. Su origen está ligado a su cercanía con las cataratas del Rin, gracias al tráfico de mercancías.
La fortaleza del Munot, del siglo XVI, domina desde arriba la ciudad, rodeada por laderas de viñedos. Fue construida con una característica forma circular, siguiendo un concepto elaborado por Durero. Unas escaleras nos llevan hasta la cima, donde podemos disfrutar de unas vistas espectaculares. Cada noche, a las 21 horas, la guardia que vive en la torre de la fortaleza, hace sonar la pequeña campana «Munotglöcklein», antigua señal para cerrar las puertas a la ciudad y las tabernas.
El casco antiguo es realmente encantador, con sus casas pintadas y adornadas a menudo con voladizos (balcones salientes) y con rótulos colgantes de sus negocios, ¡a cuál más artístico! Muchas casas gremiales y burguesas se remontan a la época gótica o del barroco. Cerrado al tráfico, es muy agradable pasear por sus calles y descubrir sus tiendas. Destaca también la iglesia gótica de San Juan, reconocida por sus características acústicas extraordinarias.
Cataratas del Rin
A menos de 4 km, llegaremos a las Cataratas del Rin. Yo recomiendo ir en transporte, ya sea tren o autobús, hasta el Palacio de Laufen, donde se encuentra el centro de visitantes y comienza la visita. La vuelta desde allí la podemos hacer a pie, dando un agradable paseo río arriba hasta Schaffhausen.
El salto de agua más grande de Europa tiene una anchura de 150 m y se puede apreciar su grandiosidad desde una plataforma sobre el mismo Rin. Caen varios cientos de metros cúbicos de agua por segundo a una profundidad de 23 m. Pero sobre todo, el sonido es sobrecogedor.
En el medio del río, se encuentra una roca enorme que ha desafiado a la erosión y a la que se puede acceder en un pequeño barco. También se puede cruzar el río en barco y apreciar la magnitud de las cataratas desde el agua.
Stein am Rhein
A 18 kilómetros siguiendo el curso arriba del Rin, llegamos a la localidad de Stein am Rhein, justo al comienzo del Lago Constanza. Esta pequeña ciudad es famosa por su casco antiguo bien conservado, con fachadas con frescos exteriores y casas con entramado de madera. Todo esto la hizo ganar en 1972 el primer premio Wakker, entregado por la Sociedad de Patrimonio Suizo.
Stein am Rhein es una pequeña ciudad con mucha vida y encanto, cuyo pasado también está marcado por su situación estratégica. En lo alto de la montaña se encuentra el Castillo de Hohenklingen, del siglo XIII. Por debajo, el centro histórico conserva cuatro puertas medievales: la más bonita para mí la Puerta Untertor o Torre del Reloj, del siglo XIV.
Paseando y admirando las casas decoradas, las fuentes y su ambiente de cuento, llegamos a la Plaza del Ayuntamiento, el lugar más importante de la ciudad. Rodeada por preciosos edificios, no sabe una dónde mirar. El más destacado es el Ayuntamiento, del siglo XVI. A su alrededor, una espectacular muestra de casas medievales pintadas, por ejemplo la taberna más antigua de la ciudad o el Hotel Sonne.
Entre sus atracciones turísticas, también podemos ver el monasterio de St. Georg, junto al río, uno de los conjuntos monásticos mejor conservados de la Edad Media. Cruzando el Rin, se llega hasta la Iglesia de St. Johann auf Burg (San Juan Bautista), el lugar de culto más antiguo del cantón de Schaffhausen, que conserva espectaculares frescos del siglo XV y construida sobre restos de origen romano.
Konstanz, centro neurálgico del lago
Konstanz
De Suiza pasamos a Alemania, donde nuestra primera parada es la ciudad de Konstanz. Se trata de la localidad más grande del lago, su centro neurálgico y cultural. Además de visitar la ciudad, desde su bonito puerto podemos tomar barcos para recorrer el lago y sus lugares de interés. ¿Qué tendrán los paseos en barco, que me gustan tanto?
En Konstanz se combinan perfectamente tradición y modernidad. Su centro tiene mucha animación y opciones culturales, de compras y ocio. Todo ello, unido a su ambiente univeristario, dan muestra de una ciudad con mucha vitalidad.
El centro histórico ofrece importantes edificios y monumentos, de entre los que destaca la Catedral. Su majestuosa entrada principal del siglo XV y el Santo Sepulcro del siglo XIII son admirables, así como las preciosas vidrieras de sus muros. Además se puede subir a la torre y admirar las vistas de la ciudad y el lago.
Pero si hay un símbolo de la ciudad, es la estatua de Imperia, que domina la entrada del puerto de Konstanz desde 1993. Conmemora el Concilio de Konstanz, que tuvo lugar entre 1414 y 1418, mediante el personaje del cuento ‘La Belle Imperia’ de Balzac, que representa satíricamente el poder católico y el poder político que tiene en sus manos. Con sus 9 metros de altura, se encuentra sobre un pedestal que gira cada 4 minutos. En el puerto también destaca el Kaufhaus, un antiguo almacén de finales del siglo XIV.
Isla Mainau
Otra visita imprescindible, a las afueras de la ciudad, es la Isla Mainau. Todo un paraíso para los amantes de las flores, a la que merece la pena dedicarle un día tranquilamente. Se llega a pie a través de un puente que la une con tierra firme y una vez allí podemos disfrutar de sus magníficos jardines con artísticos diseños de millones de flores y cerca de 500 especies de árboles. También se puede visitar el palacio barroco, un mariposario y una exposición de orquídeas.
La orilla noreste: el distrito de Bodensee
Meersburg
Cruzando a la otra orilla del lago, a tan sólo 10 km en barco, llegamos a Meersburg, para mí la cuidad más bonita del viaje. Me enamoré de todos sus rincones, sus colores, su encanto medieval y un precioso atardecer que nos regaló. Está considerada una de las ciudades más antiguas de Alemania, e incluso conserva el hotel más antiguo del país. No en vano, recibe muchos turistas, lo cual puede deslucir un poco la visita, y eso que yo estuve en el mes de mayo.
Pasear pos sus empinadas callejuelas adoquinadas y disfrutar de las vistas hacia el lago ya es un placer en sí mismo. Pero además, Meersburg ofrece varias visitas interesantes. Comenzamos por el Castillo Viejo (Altes Schloss) del siglo VII, que acoge un museo medieval con la decoración original de la época y se considera el castillo habitado más antiguo de Alemania. Situado en lo alto de una colina a 440 metros, ofrece unas magníficas vistas del lago.
El Castillo Nuevo (Neues Schloss), del siglo XVIII, también alberga un museo con mobiliario y ambientación reales. Fue residencia de los Príncipes Obispos de Constanza hasta principios del siglo XIX. Otro edificio interesante de la misma época es su Seminario episcopal. Una de las imágenes características de Meersburg son las laderas, orientadas hacia el sur, y cubiertas de viñedos, que nos recuerdan la importancia de la industria vinícola en toda la zona.
Uberlingen
Nuestra siguiente parada, a 14 km al norte de Meersburg, es Uberlingen, a la que podemos llegar tanto en autobús como en barco por el lago. Se trata de otra pequeña ciudad con mucha historia, por cuyas calles es un placer ‘perderse’.
El centro histórico, alrededor de la Münsterplatz, tiene varios edificios de gran belleza como el Ayuntamiento y la Catedral, con su esbelta torre con reloj. Otra iglesia que merece la pena visitar es la Franziskanerkirche, de estilo barroco.
En toda la zona, otro de los atractivos turísticos son los deportes acuáticos en el lago. También recibe muchos visitantes que acuden a su balneario por sus terapias termales.
Immenstaad
Siguiendo hacia el sur, ya sea por tierra o agua, nos encontramos el pueblo de Immenstaad. Un lugar tranquilo donde disfrutar del lago, darse un baño relajante con vistas a los Alpes o un paseo en velero.
Friedrichshafen
Llegamos a continuación a Friedrichshafen, 20 km al sur de Meersburg. Esta ciudad ya en la zona sur del Lago Constanza, es conocida por ser la sede de la compañía de aeronaves Zeppelin, de la que se puede aprender más en el gran museo que allí se encuentra.
La construcción de aeronaves a comienzos del siglo XX favoreció su desarrollo industrial y económico, pero debido también a ello sufrió ataques aéreos masivos por las fuerzas aliadas en la Segunda Guerra Mundial, que casi destruyeron completamente su centro histórico.
Al sur, los tres países se dan la mano
Lindau
Entramos en la última parte de nuestro recorrido, visitando la ciudad de Lindau, ya cerca de la frontera con Austria. Esta bonita ciudad es uno de los lugares más visitados del lago, gracias a su clima suave y su buena posición y comunicación de transportes. Una de las formas de llegar, cómo no, es en barco. Entramos así en su emblemático puerto, pasando entre la estatua del León de Baviera y la torre del faro (Mangturm), en cuyo interior se puede subir para admirar las vistas de la ciudad desde sus 33 metros de altura.
Esta parte antigua de la ciudad, se encuentra en una pequeña isla dentro del lago y unida a tierra firme por dos puentes. Además de sus bellos jardines, cuenta con un centro medieval muy cuidado con edificios restaurados de los siglos XVI y XVII y un precioso Ayuntamiento del siglo XV con frescos en su fachada.
En la Marktplatz o plaza del mercado, podemos visitar la iglesia evangélica de San Esteban y la católica de Nuestra Señora. En el otro lado de la plaza encontramos la Casa Cavazzen, un elegante edificio que actualmente alberga el Museo de la Ciudad, donde conocer la historia local y que incluye obras de arte, una colección de herramientas de artesanos y otra de instrumentos musicales mecánicos.
Bregenz
A pocos kilómetros, llegamos también en barco a Bregenz, ya en territorio austrícaco. Se trata de una ciudad de ambiente relajado y gran importancia cultural. En el Seebühne, llamado así por su impresionante escenario sobre el lago, se representan importantes obras y el renombrado Festival de Bregenz. También a orillas del lago, se encuentra el edificio arquitectónico estrella, la Kunsthaus o Museo de Arte Contemporáneo de Bregenz.
Uno de los imprescindibles es la subida al monte Pfänder a más de 1.000 m de altitud, que se puede hacer desde Bregenz en teleférico. Las vistas del lago y de los Alpes (hasta 240 picos) son impresionantes y lo convierten en un inmejorable mirador.
Un poco más abajo está un parque de animales autóctonos, en el cual se pueden observar cabras montesas, jabalíes, ciervos y demostraciones de aves rapaces. Una densa red de senderos, remontes para esquiadores en invierno y rutas para bicicletas son también atractivos para los visitantes de esta zona.
Ya de vuelta al centro, damos un paseo por la parte antigua fortificada de la ciudad. Se trata de un tranquilo barrio donde se encuentra la Torre de San Martín, de 1599, que acoge un interesante museo en su interior. Además de los restos antiguos de la muralla, se pueden ver sus casas muy bien conservadas, el antiguo Ayuntamiento y sus numerosas iglesias.
St. Gallen
Nos despedimos ya del Lago Constanza y, de nuevo hacia el interior, volvemos a Suiza, donde hemos comenzado nuestro recorrido. Pero antes de regresar a casa, hacemos una parada en la ciudad de St. Gallen, una auténtica joya en todos los sentidos. Su encantador casco urbano es peatonal y por todos lados vemos preciosos edificios con sus voladizos pintados tan típicos de esta ciudad.
El conjunto del convento, la catedral barroca y la biblioteca son su monumento más característico, patrimonio mundial cultural de la UNESCO desde 1993. En la biblioteca, que contiene 170.000 documentos (algunos manuscritos de hace mil años), se encuentra además la sala Rococó considerada más bella de Suiza. De hecho, la ciudad tiene una larga historia y es un importante centro cultural y universitario.
Espero que os haya gustado este recorrido por el Lago Constanza, un lago con vistas a tres países. ¿Y tú? ¿Qué otros lagos nos recomiendas visitar por el mundo? Te leo en los comentarios.