En la Toscana podemos encontrar auténticas joyas como Florencia, Pisa, Siena… Pero en esta ocasión, vamos a hacer una ruta por algunos de los pueblos que salpican su paisaje de tonos cálidos y de ambiente tranquilo. Lugares que encierran historia y rincones con encanto, cuyas gentes son muy acogedoras.
De todos las veces que he viajado a Italia, este recorrido es uno de los que mejor recuerdo conservo, espero de veras que os guste. Aunque es difícil hacer una selección, os voy a proponer una ruta de unos 300 km por Arezzo, Cortona, Montepulciano, Pienza, Volterra, San Gimignano, Prato y Pistoia. ¿Os apuntáis?
En Arezzo comenzamos nuestro viaje. Se encuentra sobre una colina, desde donde observa el paisaje de la Toscana ya desde la época de los etruscos. La ciudad conserva su aire tranquilo, a diferencia de las zonas más visitadas (incluso saturadas) de la Toscana. Aún así, siempre es recomendable hacer la visita fuera de temporada alta.
Su Piazza Grande, centro del casco histórico y de la vida local, nos rodea y uno no sabe hacia dónde mirar de tanto que ver. Desde allí, podemos dirigirnos al Castillo de los Medici, la Pieve y la Catedral, entre los monumentos más destacados. También es muy interesante acercarse al recinto arqueológico con los restos del anfiteatro romano del siglo II d.C. Junto a él, encontramos un monasterio benedictino, actualmente museo arqueológico.
Continuamos hasta Cortona. Como sucede en muchos pueblos de la zona, no es posible entrar con coche a la zona amurallada, por lo que siempre ayuda llevar una maleta más bien ligera (algunas cuestas con suelo empedrado pueden llegar a ser una aventura). También de origen etrusco, es más pequeño, casi un pueblo de cuento y su casco histórico medieval se conserva muy bien.
Después de recorrer sus callejuelas, ver el Palazzo Comunale y la Catedral, hacer algunas compras en su mercado, podemos descansar y reponer fuerzas en alguno de sus restaurantes tradicionales donde degustar los vinos y productos locales. Su cerámica típica en tonos amarillos y verdes es un bonito recuerdo del lugar. Y qué mejor que terminar con este atardecer invernal.
Llegamos a Montepulciano, para mí uno de los pueblos más bonitos de la zona (hace unos días os compartí una foto en la galería fotográfica). En lo alto de una colina y rodeado de viñedos, accedemos al centro por alguna de sus puertas centenarias. Vamos recorriendo sus calles con bellos palacios que nos recuerdan su pasado de poder y fortuna en los siglos XIV-XVI.
El Gran Corso que articula la ciudad nos lleva hasta la Piazza Grande, el punto más alto, donde nos encontraremos el Palazzo Comunale, la Catedral y la Fuente de los grifos y los leones. Imposible no querer fotografiar todos sus rincones.
Nuestra siguiente parada es Pienza, Patrimonio de la Humanidad, conocida por sus monumentos renacentistas en torno a la Piazza Pio II, como la Catedral y el Palazzo Pubblico. Atravesando el centro, está el Corso Rossellino, que va desde la Porta Prato hasta la Porta al Ciglio, con diversos palacios y tiendas donde comprar el típico queso Pecorino.
En Volterra, otro de los pueblos más conocidos y bellos de la Toscana, destacan sus palacios e iglesias, el Teatro Romano y la Fortaleza de los Medici, que ha sido durante siglos -y aún sigue siendo- una cárcel. En la Piazza dei Priori se encuentra el Palazzo dei Priori, el palacio comunal más antiguo de la región (mediados del s. XIII), y justo detrás, la Catedral. Además es típico de Volterra todo tipo de piezas de alabastro de la zona, que aún hoy se trabaja de forma artesanal en algunos talleres.
San Gimignano es muy reconocible y característica por sus torres (de las 72 que alcanzó a tener, hoy en día se conservan 14), como si fueran la silueta de los rascacielos de Manhattan. Y es que este pequeño pueblo, Patrimonio de la Humanidad, ha conservado a lo largo del tiempo toda su esencia medieval. Por este motivo, es uno de los lugares de la región más visitados por los turistas.
Accediendo por la Puerta de San Giovanni, llegaremos a la Piazza della Cisterna y la del Duomo. Allí encontramos la torre más alta: la Torre Grossa (Grande) de 54 metros, aunque ley comunal de la época prohibía construir una torre más alta que la Rognosa (del palacio donde vivía el gobernador). El ascenso se hace a través del museo cívico. La escalera de 217 escalones bien merece el esfuerzo por las magníficas vistas.
Muy cerca ya de Florencia, llegamos a Prato, importante ciudad italiana cuyo desarrollo económico ha ido de la mano del sector textil. Su historia también se remonta a la época etrusca. Entre los lugares que visitar por su interés histórico y artístico, destaca dentro del casco histórico el Castillo del Emperador, la Catedral, así como numerosos palacios, iglesias y museos.
Terminamos nuestro recorrido en Pistoia. En la Piazza del Duomo encontramos la Catedral y el Campanile de 67 metros de altura! Varios palacios históricos se concentran en el centro y llamarán nuestra atención. En la Piazza della Sala se celebra desde hace siglos el mercado, rodeado por una serie de tiendas históricas y en el centro con un pozo de mármol llamado “del Leoncino”.
Llegamos al final de nuestra ruta por los pueblos de la Toscana, que se puede realizar en una semana aproximadamente. Y para endulzar la pena de tener que irnos, nada mejor que tomar unos cantucini (típicas galletas muy crujientes) o un rico panforte en sus múltiples versiones. Arrivederci!!!
¿Y tú? ¿Ya pudiste visitar la Toscana? ¿Cuál es tu lugar favorito? No dejes de comentar o preguntar aquello que te interese, te responderé encantada.