Si aún no conoces Extremadura, este otoño es un momento ideal para descubrir algunos de sus rincones más emblemáticos. Y si lo puedes hacer junto a alguien de la tierra, estoy segura de que disfrutarás tanto como yo esta escapada a Extremadura.
Con unos 2 millones de turistas al año y en crecimiento en los últimos años, Extremadura sigue siendo una de las Comunidades Autonómas que recibe menos visitantes en nuestro país, a pesar de que tiene mucho que ofrecer. Espero que este artículo sirva para animaros a descubrirla un poco más. Aquí os propongo cinco experiencias que son una pequeña muestra de su gran patrimonio, naturaleza y gastronomía.
Índice de contenidos
1. Atardecer en Trujillo
La localidad de Trujillo es una de las más bonitas de la región. Con un pasado que se remonta a la época romana, destaca por su importancia a lo largo de la historia de Extremadura y en especial durante la colonización de América. El castillo medieval domina desde lo alto la silueta de Trujillo.
La vida de esta población gira en torno a su Plaza Mayor, de estilo renacentista. Desde el momento que entras en ella, te sientes parte de su historia y se pierde la mirada. En el centro, se ubica la estatua ecuestre del conquistador Francisco Pizarro. Llama la atención su imponente Iglesia de santa María la Mayor, cuya Torre Julia es del siglo XIII, y que ha sido reformada a lo largo de los siglos posteriores. Alrededor de la plaza, encontramos palacios y casas de linajes importantes como la Casa de los Orellana.
Para completar esta visita, mi propuesta es disfrutar del atardecer sentados en una terraza de la Plaza Mayor, mientras las luces y colores van cambiando su aspecto y haciéndola aún más llamativa. Una imagen con mucho encanto, para recodar este bonito pueblo cacereño.
2. Una auténtica comida extremeña en Guadalupe
Guadalupe es famosa por su Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, monumento de gran valor histórico y artístico dedicado a la patrona de Extremadura. La visita al interior, con sus diferentes museos y el claustro mudéjar, se hace guiada, por lo que es conveniente llegar con tiempo ya que hay cupo de visitantes cada hora.
La Puebla de Guadalupe fue precisamente creada en el siglo XIV a partir de un santuario a la Virgen, que en su inicio fue una ermita y luego dio lugar a la construcción del monasterio. Desde entonces, se convirtió en un importante lugar de peregrinación en España, sólo por detrás de la ciudad de Santiago de Compostela.
Después de visitar su patrimonio, no podemos irnos de Guadalupe sin disfrutar de una auténtica comida extremeña. No pueden faltar la morcilla de Guadalupe y unas buenas migas, pero también la morcilla patatera, la Torta del Casar o un gazpacho extremeño, entre otros muchos. Alrededor del monasterio, encontrarás muchos sitios para poder degustar estos platos típicos y sentirte como un auténtico extremeño. 😉
Y si te has quedado con ganas de seguir disfrutando el encanto histórico de Guadalupe, una buena opción es alojarse en la Hospedería del Monasterio y pasar la noche en un edificio Patriomonio de la Humanidad.
3. Visita nocturna por Cáceres
Para conocer el centro histórico de Cáceres, nada mejor que empezar por la Plaza Mayor, con su ambiente vital y que da paso a la antigua ciudad amurallada. Por el Arco de la Estrella, entramos al laberinto de calles y plazas que forman el casco antiguo.
Hay muchos monumentos interesantes que visitar, como el Palacio de los Golfines de Abajo o el de Carvajal (que tiene un hermoso jardín con una higuera de más de 200 años). Entre las iglesias, destaca la Concatedral de Santa María y la Iglesia de San Francisco Javier, con su impresionante escalinata de entrada. Perderse por las calles y cuestas de Cáceres hasta bajar al Barrio Judío, te hará perder la noción del tiempo.
Con la caída de la noche, el casco histórico de la ciudad se vuelve más misterioso y es el momento perfecto para hacer una visita nocturna guiada. Entre las distintas opciones, una que te sorprenderá es la visita de las Leyendas de Cáceres. A lo largo del recorrido, te cuentan antiguas leyendas como la de la Casa Solís (o Casa del Sol) y la del callejón de los huesos (que son de verdad). Una forma diferente y divertida de conocer la interesante historia de la ciudad.
4. Subirte al escenario del Teatro Romano de Mérida
La ciudad de Mérida bien merece una visita por sí sola. Sus numerosos monumentos y museos sorprenden por la buena conservación y adaptación para la visita de turistas. En Mérida cada rincón tiene su historia. Para conocer la ciudad, puedes comprar una entrada combinada que te permite acceder a los principales monumentos y no perderte nada.
Si hay un lugar que te hace sentir en la Roma antigua, es Mérida: por toda la ciudad encuentras su legado, como el Templo de Diana, el Puente Romano o la Casa Mitreo. Aunque la seña de identidad por excelencia es su Teatro y Anfiteatro. Impresionante es poco para describir la sensación de situarse en lo alto del escenario del Teatro Romano de Mérida e imaginarte cómo sería antiguamente. Otra experiencia que he podido disfrutar y os recomiendo mucho es ver allí una representación de teatro.
Además de los numerosos vestigios romanos, la ciudad también tiene monumentos significativos de otras épocas. A mí me encantó la Alcazaba de origen árabe, que es la fortificación musulmana más antigua de la Península Ibérica. Dentro de su amplio recinto amuralladado, también encontramos restos arqueológicos romanos, visigodos y de épocas posteriores.
5. Observar buitres en Monfragüe
Nuestra última parada en esta escapada a Extremadura es el Parque Nacional de Monfragüe: en el enlace tenéis varias rutas para poder recorrerlo y conocer su riqueza natural. Fue declarado parque nacional en 2007 y su nombre viene del latín Mons Fragorum que significa monte denso. Al oeste, junto al Río Tajo, nos encontramos con el Salto del Gitano y la Ermita y Castillo de Monfragüe. Es un lugar privilegiado para avistar aves, especialmente buitres como el que se dejó retratar en esta imagen.
Más de 300 parejas de buitres negros y cerca de medio millar de buitres leonados se reproducen en Monfragüe, además de otras muchas especies como la cigüeña negra y el alimoche. No olvides unos prismáticos o teleobjetivo si tienes.
Otra curiosidad que puedes visitar en la subida al castillo son las pinturas rupestres en un abrigo de la montaña. Cada media hora se hacen visitas guiadas muy interesantes que ayudan a conocer mejor la historia de este enclave tan especial.
Espero que esta selección de 5 experiencias que vivir en Extremadura te haya gustado. Sin duda, en Extremadura hay muchos más lugares interesantes, así que prometo publicar más artículos. ¿Y tú? ¿Qué lugar o experiencia extremeña recomendarías?